Las siglas FPS las hemos visto en todos los protectores solares o incluso en productos como cremas que cuentan con alguna cantidad de protector, pero ¿sabes qué significa?
El FPS es el índice que mide cuánto, de los efectos nocivos de de la radiación ultravioleta tipo B (UVB), detiene tu protector solar y nos indica el tiempo que la piel puede estar al sol sin que aparezca enrojecimiento o se produzca una quemadura solar. (Checa el Dermatip que compartimos la semana pasada donde explicamos la diferencia entre rayos UVA y UVB).
Para explicarte mejor este punto, pondremos un ejemplo: si un protector solar tiene un factor de protección 30, esto quiere decir que una persona puede estar expuesta al sol 30 veces más tiempo antes de presentar una quemadura, en comparación a que no usara protección. Así que, si te quemas en 10 minutos al estar bajo el sol sin protección, al aplicar uno con FPS 30, el tiempo que tardará tu piel en quemarse se eleva a 300 minutos (10 x 30 = 300) y es el tiempo en el que debes volver a aplicarlo. Aunque recuerda que lo que los dermatólogos recomiendan es que no pasen más de 4 horas para su reaplicación. *guiño*
En otras palabras, El FPS es simplemente un dato que permite orientarte sobre el margen de tiempo adicional que puedes estar expuesto al sol sin experimentar quemaduras. Cuanto más alto sea el índice, mayor será la protección frente a los daños provocados por los rayos UV. Es decir, los productos con un SPF30 son considerados oficialmente de alta protección, mientras que los de SPF50+ garantizan una protección muy alta.
Cabe mencionar que hay factores que pueden distorsionar el FPS, como si el protector es a prueba de agua y al sudor, qué tan rápido se absorbe y el modo de aplicación.
Y bueno, no todas las pieles tienen la misma sensibilidad al sol y, por lo tanto, tampoco necesitan el mismo índice de protección. Las pieles se clasifican según la sensibilidad al sol, determinada por su fototipo (la capacidad que posee la piel para asimilar la radiación solar, y que varía dependiendo de su tonalidad). Cuanto más claro sea el fototipo, mayor será la sensibilidad de la piel al sol y la protección deberá ser la más alta y con mayor frecuencia.
Como ves, es bueno saber esto para identificar qué FPS es el indicado y cada cuánto tiempo retocarlo. Cuida tu piel y no dejes que los rayos UV la dañen porque queremos para ti…
¡la mejor piel!
