Seguro has escuchado estos acrónimos más de una vez, pero ¿sabes la diferencia entre uno y otro? ¿Sabes cuáles son las consecuencias de exponerte a ellos?
Comencemos hablando sobre su origen. La fuente natural más importante de rayos ultravioleta (UV) es el sol. Los dos tipos de rayos solares que llegan a la superficie terrestre son UVA y UVB que, además, son los que más dañan nuestra piel pues tienen varios efectos depende de su intensidad y la longitud de sus ondas. Estos efectos pueden verse reflejados en quemaduras, arrugas, manchas, intolerancia al sol e incluso, el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
Entonces, ¿en qué se diferencian los rayos UVA de los UVB? Sencillo, los rayos UVA son de ondas largas y no causan quemaduras, sino que penetran la piel y son los culpables de las manchas oscuras, las líneas de expresión, la piel con tono disparejo y las arrugas (fotoenvejecimiento o fotodaño). Como ya hemos mencionado antes, es importante usar protector aunque no salgas de casa, ya que los rayos UVA están presentes todo el año, incluso en días nublados e incluso pueden atravesar el vidrio. Una forma fácil de recordar esto es asociar la A de UVA con "avejentar".
En cambio, los rayos UVB son de ondas cortas que atraviesan las capas superiores de la epidermis y las broncea con rapidez. Si la dosis de UVB es demasiado fuerte, la piel se torna roja y se inflama, teniendo como resultado una quemadura solar. A diferencia de los rayos UVA, las nubes y el vidrio los frenan, pero no significa que no puedan penetrar la epidermis. También podemos recordarlo asociando la B de UVB con "burn", es decir, "quemar".
En resumen, los rayos UVB broncean la piel y causan quemaduras solares. La radiación UVA provoca daños en las capas más profundas de la piel causando el envejecimiento prematuro.
Ahora, hablando un poco sobre protectores solares, debes fijarte que en la etiqueta diga "amplio espectro", ya que están aprobados por la FDA y te protegen de los rayos UVA y UVB. Te recomendamos totalmente usar un protector con esta característica. Dichos protectores deben tener un SPF mínimo de 30. Como último recordatorio, no olvides aplicarlo como máximo cada 3 o 4 horas si estás en interior o como máximo cada 2 horas si estás en exterior. *guiño*
Así que, ¡siempre, siempre, siempre protege tu piel si sales o no de casa!