Todos nuestros órganos, incluída la piel (que, dicho sea de paso, es el órgano más grande del cuerpo), necesitan de ciertas vitaminas para mantenerse sanos. Es por eso que, de nada sirve utilizar los mejores productos dermatológicos si nuestra alimentación es pobre en vitaminas, ¿no crees?
Si nuestra alimentación tiene déficit de vitaminas, la piel lo reflejará así que hay que optar por una dieta equilibrada donde abunden las frutas y verduras, así como las proteínas y grasas esenciales.
Agua. Fundamental para el buen funcionamiento de todo el cuerpo y mantener a la piel hidratada. Recuerda siempre tomar de 1.5 a 2 litros diarios en el transcurso del día.
Frutas. ¡Importantísimas! Ya que aportan vitaminas A, B, C y E, además de fibra, minerales y antioxidantes indispensables para una piel sana. Debemos consumirlas todos los días.
Verduras. Además de contener muchas vitaminas, fibra y ácido fólico, aportan muy pocas calorías en la dieta y, al igual que las frutas, deben ser la base de nuestra alimentación diaria para que todo nuestro organismo funcione correctamente.
Carne. Vitamina B12 que ayuda a mejorar el sistema inmune y estimula la renovación celular mejorando la capacidad de cicatrización, además de contener gran cantidad de hierro, zinc y magnesio.
Huevo. Vitaminas A, D, E y K y ricos en minerales, como fósforo, selenio, hierro y zinc. Contiene ácidos grasos esenciales como el omega 3 que se encarga de regenerar, rejuvenecer y reparar la piel, pues uno de sus beneficios principales es que contribuye a la reconstrucción de las células y prepara a la dermis para resistir cualquier ataque.
Arroces y legumbres. El arroz tiene vitaminas del complejo B y, las legumbres, una cantidad elevada de fibra, antioxidantes y minerales como el calcio, el magnesio y el hierro. Son alimentos muy importantes para la piel y ayudan a depurar.
Frutos secos. O sea, las nueces, pistaches, almendras, etc. Son ricos en vitamina E y magnesio. Su consumo diario está aconsejado por los expertos.
Lácteos. En general tienen vitaminas A, D, complejo B, fósforo y magnesio. Las proteínas de la leche favorecen la generación de colágeno.
Entonces, es importante combinar una buena alimentación con los productos dermatológicos adecuados para potenciar el correcto cuidado de la piel. Algunos de ellos son: