El orden y la forma en que aplicas tus productos de skincare hacen toda la diferencia. No se trata solo de qué usas, sino de cómo lo usas.
Primero lo ligero, después lo denso:
Aplica siempre el sérum antes de la crema, ya que su textura ligera penetra más fácil y potencia los activos.
Menos es más:
Unas gotas de sérum bastan; distribúyelo con movimientos suaves y ascendentes.
La crema como sello:
Coloca tu crema después para hidratar y sellar los beneficios del sérum.
Constancia = resultados:
La clave está en la rutina diaria, mañana y noche.
Con estos pasos sencillos, ayudas a que tu piel absorba mejor los activos y logras un skincare realmente efectivo.