En el mundo del skincare, pocas combinaciones generan tanta curiosidad como la Vitamina C y la Niacinamida. A menudo escuchamos que no deben mezclarse, que son incompatibles o que se “anulan” entre sí. Sin embargo, la evidencia actual demuestra lo contrario: bien usadas, son dos activos que pueden transformar tu piel.
¿Qué hace la Vitamina C?
La Vitamina C es un antioxidante poderoso. Sus principales beneficios son:
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Neutraliza los radicales libres causados por la contaminación y la radiación solar.
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Aporta luminosidad inmediata.
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Ayuda a unificar el tono de la piel y disminuir la apariencia de manchas.
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Estimula la producción de colágeno, contribuyendo a una piel más firme.
Por eso, es el activo estrella en rutinas de día, justo antes del protector solar.
¿Qué aporta la Niacinamida?
La Niacinamida (Vitamina B3) es un ingrediente versátil y muy bien tolerado, incluso en pieles sensibles. Sus beneficios incluyen:
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Refuerza la barrera cutánea, mejorando la hidratación.
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Regula la producción de sebo, ideal para pieles mixtas o grasas.
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Disminuye la apariencia de poros dilatados.
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Calma rojeces e irritaciones, aportando uniformidad.
Es perfecta para usar tanto en la mañana como en la noche, sola o combinada con otros activos.
¿Aliadas o rivales?
Durante mucho tiempo se creyó que la Vitamina C y la Niacinamida no debían usarse juntas porque podían perder eficacia. Hoy sabemos que eso es un mito: pueden coexistir en una misma rutina e incluso potenciar sus efectos.
Cómo combinarlas correctamente
Para aprovechar al máximo este dúo:
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Por la mañana: aplica Vitamina C tras la limpieza, espera unos segundos y continúa con Niacinamida si tu piel lo necesita. Finaliza con protector solar.
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Por la noche: puedes usar Niacinamida sola para ayudar a la piel a repararse.
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Texturas y fórmulas: comienza siempre con los productos más ligeros (suero) y termina con cremas.
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Constancia y paciencia: los resultados se notan con el uso regular.
Conclusión
Lejos de ser rivales, la Vitamina C y la Niacinamida son una dupla complementaria. Mientras la primera protege e ilumina, la segunda calma y fortalece. Incorporarlas en tu rutina de manera adecuada puede marcar la diferencia en cómo se ve y se siente tu piel.
¿Ya las incluiste en tu rutina diaria?